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Colegio Fray Luis de León La experiencia de crecer en comunidad

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Agustinos Recolectos
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Santo del Día

25 DE SEPTIEMBRE : S. FERMINIO, OBISPO DE AMIENS Y MÁRTIR

Originario de Pamplona, España, Fermín (o Firmino) nació en una familia pagana pero creció con un sacerdote que lo educó en el cristianismo. Evangelizador de Francia, se convirtió en obispo de Amiens y fue arrestado durante las persecuciones. Negándose a abjurar, fue martirizado entre 290 y 303.    

26 DE SEPTIEMBRE: SS. COSME Y DAMIÁN, MÁRTIRES
Ss. Cosme y Damián, siglo XVIIISs. Cosme y Damián, siglo XVIII 

La atención a los enfermos fue el estímulo central de su vida que se desarrolla en el tercer siglo, en tiempos de las persecuciones contra los cristianos. Curan a los enfermos sin hacerse pagar y, por esto, son apodados “anàrgiri”, palabra griega que significa “sin plata”. Su fama de hombres valerosos, de insignes benefactores, se difundió rápidamente en toda la región. La actividad de estos Santos no se redujo sólo a curar el cuerpo. En el ejercicio de su profesión tendían también al bien de las almas con el ejemplo y con la palabra. Logran convertir al cristianismo a muchos paganos. Es célebre el episodio de la curación de una mujer hemorroísa, llamada Palladia, quien por gratitud ofrece tres huevos a estos hermanos. Después de su claro rechazo, implora a Damián que acepte ese pequeño don en nombre de Cristo. Damián, para no ofender a la mujer, acepta los huevos. Pero esto provoca la ira de Cosme que pide públicamente, después de su muerte, no ser sepultado junto a su hermano.

El martirio

Su suplicio lo relata la Leyenda dorada, según la cual los dos hermanos primero son echados al fuego, del que salen ilesos. Después son condenados a la lapidación, pero las piedras vuelven hacia atrás. Sucesivamente, las flechas lanzadas por los arqueros hieren a los verdugos. En fin, son decapitados.

Que no sean separados…

En el cuadro del Beato Angélico, la representación de la sepultura de los dos Santos se basa sobre lo que cuenta la Leyenda dorada. Según esta narración, el dromedario que transportaba los restos de San Damián comienza improvisamente a hablar con voz humana y pronuncia estas palabras: “Nolite eos separare a sepoltura, quia non sunt separati merito” (Que no sean separados en la sepultura porque no son diferentes en el mérito). La Iglesia recuerda a los Santos Cosme y Damián el 26 de septiembre. Su culto se ha extendido en Italia desde Oriente, sobre todo en Roma y en la Región de Apulia

27 DE SEPTIEMBRE: S. VICENTE DE PAÚL, SACERDOTE, FUNDADOR DE LA CONGREGACIÓN DE LA MISIÓN Y DE LAS HIJAS DE LA CARIDAD, PATRÓN DE TODAS LAS ASOCIACIONES DE CARIDAD

S. Vicente de Paúl, Juan Nepomuceno Herrera 

"Amemos a Dios, hermanos míos, pero amémoslo a nuestra costa, con el trabajo de nuestros brazos, con el sudor de nuestra rostro."

En un pequeño pueblo de Gascuña, Francia, en 1581, Vicente de Paúl nació en una familia de campesinos. A pesar de que su adolescencia la pasó en los campos, su fina inteligencia fue notada por un benefactor que le ofreció la oportunidad de estudiar, tanto fue así que en 1600, a sólo 19 años de edad, fue ordenado sacerdote, mientras que la licenciatura en teología la obtuvo en 1604. Abrió una escuela privada pero contrajo muchas deudas; además, durante un viaje en barco de Marsella a Narbonne, su barco fue atacado por piratas; Vicente fue hecho prisionero y vendido como esclavo en Túnez. Consiguió recuperar su libertad y volver a Francia dos años después gracias a su tercer propietario, que poco a poco se había convertido al cristianismo.

De preceptor de los ricos a párroco de los pobres

En 1612 a Vicente finalmente le fue confiada la parroquia de Clichy, en las afueras de París. Esta misión le permitió conocer al cardenal Pierre de Bérulle, que sería su padre espiritual durante mucho tiempo. Comenzó entonces su actividad como catequista, pero al año siguiente se convirtió en tutor de los niños de los marqueses de Gondi, donde permaneció por cuatro años. Fue aquí donde Vicente se dio cuenta por primera vez de la enorme brecha entre ricos y pobres, no sólo desde el punto de vista material y social, sino también desde el cultural y moral. Sus preocupaciones fueron compartidas por la marquesa Gondi, que puso a su disposición una gran suma de dinero para establecer una misión de predicación de cinco años entre los campesinos de sus tierras. Vicente, sin embargo, no encontró otros sacerdotes que le apoyaran en esta tarea y desistió, dejando temporalmente el castillo y yendo a trabajar en la parroquia rural de Chatillon-le-Dombez. Pero aquí el contacto con las miserias de los campesinos lo sacudió aún más profundamente.

El "descubrimiento" de la caridad que mueve al mundo

Como primer acto de párroco, Vicente se hizo cargo de una familia enferma que no tenía nada que comer: organizó, entonces, una cadena de solidaridad entre los feligreses que tuvo mucho éxito. Sin embargo, se dio cuenta de que una vez que la limosna se hubiera acabado, la familia se habría hundido de nuevo en la indigencia: por lo tanto, se necesitaba una organización más eficiente, a largo plazo, para servir a esta y otras familias necesitadas de la zona. El 20 de agosto de 1617, la primera célula de la Caridad Vicentina cobró vida. Para ocuparse de ello, como imponía la sociedad de entonces, serán sólo mujeres llamadas "Siervas de los pobres". La asociación creció exponencialmente y en un tiempo récord obtuvo la aprobación del Obispo de Lyon. Vicente comprendió que era el amor lo que movía todas las cosas y eligió dedicarse enteramente a esto: transmitir a los demás al menos algo de ese amor con el que se sentía profundamente amado por Dios.

Damas e Hijas: Familias de la Caridad

Vicente regresó al castillo de Gondi, pero esta vez para ocuparse sólo de la promoción humana y material de los campesinos. Luego se trasladó a París, porque era en las ciudades donde las diferencias sociales entre los que tenían todo y los que no tenían nada eran mayores: sintío que era allí donde debía intervenir. En la capital pronto muchas mujeres nobles deseosas de hacer caridad y de contribuir económicamente a sus obras, buscaron a "Monsieur Vincent": así nacieron las Damas de la Caridad, entre las que se encuentraba incluso la futura Reina de Polonia. El trabajo más importante que lograron realizar en 1634 fue la apertura de un hospital de la ciudad. Pero las Damas no eran suficientes: tanto en número como porque, dada su posición social, no podían hacerse cargo de las ocupaciones más humildes. En 1633, entonces, Vicente fundó una Congregación femenina muy innovadora para la época: las Hijas de la Caridad, que no serían "monjas", alejadas del mundo y dedicadas a la contemplación, sino "hermanas", hermanas de los últimos, que vivirían junto a ellos en el mundo y los atenderían diariamente. En resumen, por primera vez las mujeres consagradas también participarían en el apostolado activo. Aún hoy las Hijas de la Caridad son la familia religiosa femenina más grande de la Iglesia.

La formación del clero y los "Lazaristas"

Pero el trabajo de Vicente no se limitó a las nuevas religiosas. Ya en 1618 había empezado a predicar la Palabra de Dios en los pueblos y muchos sacerdotes se habían unido a él: nació una nueva comunidad, que gozaba del apoyo económico de la familia Gondi; entre las reglas estaban la necesidad de vivir juntos, de renunciar a los oficios eclesiásticos más ambicionados, de ocuparse de la asistencia espiritual de los prisioneros y de la enseñanza del catecismo. Era la Congregación de la Misión, más tarde llamada la Congregación de los Lazaristas, en razón del convento de San Lázaro donde estaba ubicada. Vicente se dio cuenta de que la ignorancia de los campesinos también se asociaba a menudo a una mala preparación de los sacerdotes que debían ocuparse de ellos: por eso se comprometió también en la formación del clero, promoviendo ejercicios espirituales y dando vida a las "conferencias de los martes": encuentros en los que los sacerdotes relataban sus experiencias de apostolado activo y se motivaban mutuamente para ser fieles a su vocación a la santidad.

Las "Regulae" de Monsieur Vincent

Vicente murió en París el 27 de septiembre de 1660 a la edad de 79 años. No dejó ninguna obra escrita: su obra maestra era la Caridad. Una caridad que es un amor universal y abierto que no pone barreras ni distinciones entre lo que se ofrece a Dios y lo que se ofrece al prójimo. Una espiritualidad, la vicentina, que se basa sobre el doble descubrimiento de Cristo y de los pobres, y sobre la complementariedad de la oración y de la acción, un compromiso que está en el mundo y para el mundo y que se concreta sea en la evangelización como en la promoción humana. Sus hijos religiosos siguen la espiritualidad vicentina descrita en las "Regulae". Ellos encarnan las características del espíritu vicentino mediante la sencillez, la humildad, la mansedumbre, la mortificación y el celo por la salvación de las almas. San Vicente de Paúl fue canonizado por Clemente XII en 1737, mientras que en 1885 el Papa León XIII lo proclamó patrón de todas las Asociaciones de Caridad Católica.

28 DE SEPTIEMBRE : SS. LORENZO RUIZ Y COMPAÑEROS, MÁRTIRES

Ss. Lorenzo Ruiz y Compañeros 

Nos encontramos en el siglo XVII. La misión en el sudeste asiático, especialmente en las islas de Japón, Filipinas y Taiwán -entonces todavía Formosa- está encomendada a los dominicos, la Orden de Predicadores, que contribuyen a la difusión de la Palabra de Dios en estas tierras dando un admirable testimonio de la universalidad de la fe cristiana y confirmando la proclamación del Evangelio con el sacrificio de sus vidas.

El edicto contra los cristianos

El cristianismo, inicialmente tolerado en los países del Lejano Oriente, comenzó a considerarse amenazador cuando gracias al trabajo de los misioneros que obtenían muchas conversiones se extiendió rápidamente. Así, el 28 de febrero de 1633, el Shogun Tokagawa Yemitsu - el supremo líder militar de la nación - con un edicto que afectaba a los extranjeros, estableció que todos los fieles de la nueva religión fueran perseguidos y encarcelados en la prisión de Omura. No era la primera vez que se tomaba una decisión de este tipo en Japón: una primera ola de persecución, con unos doscientos mártires, tuvo lugar entre 1617 y 1632.

Lorenzo Ruiz, mártir por amor a Cristo

Lorenzo nació en Binondo, un distrito de la ciudad de Manila, capital del archipiélago filipino, y pronto abrazó la fe cristiana. Casado y padre de familia, se unió a un grupo de misioneros dominicos de la Provincia del Santo Rosario, que incluía las Filipinas, y con ellos realizó su apostolado en varios países asiáticos, como Taiwán y Japón. Fue víctima de la persecución anticristiana en suelo japonés, donde fue martirizado el 29 de septiembre de 1637.

¿Quiénes eran los 15 compañeros mártires

El grupo de 15 compañeros mártires de San Lorenzo Ruiz, todos de alguna manera vinculados a la Orden Dominicana, incluye nueve japoneses, cuatro españoles, un francés y un italiano. Aquí están sus nombres: Domingo Ibáñez de Erquicia Péerez de Lete, sacerdote; Francisco Shoyemon, novicio; Santiago Kyuhei Gorobioye Tomonaga, sacerdote; Lucas Alonso Gorda, sacerdote; Mateo Kohioye, novicio; Magdalena de Nagasaki, terciaria dominical y agustina; Marina de Omura, terciaria dominica; Jacinto Jordán Ansalone, sacerdote; Tomás Hioji Kokuzayemon Nishi, sacerdote; Antonio González, sacerdote; Guillermo Courtet, sacerdote: Miguel Lèibar Garay de Aozarara, sacerdote; Vicente Shiwozuka, sacerdote; Lázaro de Kyoto, laico.

 

29 DE SEPTIEMBRE S. MIGUEL, ARCÁNGEL

San Miguel, ArcángelSan Miguel, Arcángel  (© Biblioteca Apostolica Vaticana)

"Y luego que estábamos un poco más lejos,
oí gritar: "María, ora por nosotros.
Oí gritar 'Miguel' y 'Pedro', y 'todos los santos'."

(Purgatorio XIII, 49-51).

Estos son algunos versos del Canto XIII del Purgatorio de Dante. El Poeta deambula muy conmovido entre las almas de los envidiosos, mientras que la atmósfera del círculo en el que se desarrolla la escena es atravesada por voces misteriosas que recuerdan ejemplos de caridad. Incluso desde las atormentadas sombras, apiladas contra la roca que sufren con los párpados cosidos, se levantan las letanías. Imploran la intercesión de la Virgen e inmediatamente después de ella, y antes de Pedro y todos los Santos, invocan el nombre de "Miguel". Cuando Dante citaba al Arcángel en el verso 51, en el canto anterior el autor de la Divina Comedia acababa de ver caer "del cielo como un rayo" al otro ángel, definido como "noble creado más que otra creatura".

La espada de la Palabra de Dios contra el mal

Miguel y Lucifer. También en la Divina Comedia hay un espacio para describir el duelo mortal entre aquel que la biblia llama "comandante supremo del ejército celestial" y el jefe de los ángeles rebeldes que decidieron prescindir de Dios y fueron alejados de su presencia para siempre. Según la tradición, el Arcángel Miguel es el Príncipe que lucha contra el mal, de cuyos asaltos defiende perpetuamente la fe y la Iglesia. (Cf Apocalipsis 12,7-8). Incluso Dante, en 1200, muestra cómo se reconoce el poder de intercesión atribuido a esta entidad espiritual, muy venerada tanto en Oriente como en Occidente.

"¿Quién es como Dios?"

En el mundo no solo hay catedrales, santuarios, monasterios, capillas - sino también hay muchas montañas, cuevas, colinas - dedicadas al Arcángel Miguel, cuyo nombre, mencionado cinco veces en la Sagrada Escritura, deriva de la expresión "Mi-ka-El", es decir, "¿quién es como Dios?". (Cf Daniel 10,13). Debido a su secular popularidad después de haber vencido la peste de la Ciudad de Roma, la estatua del Ángel guerrero que envaina su espada sobre el Castillo del Sant'Angelo, ha sido también el centro de otras numerosas historias y anécdotas. Una de ellas data del 13 de octubre de 1884.

La súplica de León XIII

El 13 de octubre de 1884, habiendo terminado de celebrar la misa en la capilla del Vaticano, León XIII se detuvo unos diez minutos. Su rostro, según los testigos, revelaba tanto terror como asombro. Entonces el Papa Pecci se recluyó apresuradamente a su estudio, se sentó a la mesa y escribió una oración al Arcángel Miguel. Media hora más tarde llamó al secretario y le dio el papel con la orden de imprimirlo y enviarlo a todos los obispos del mundo para recitar la oración al final de la misa. León XIII dirá que en esos pocos minutos tuvo una escalofriante visión de "legiones de demonios" atacando a la Iglesia casi hasta el punto de destruirla y que fue testigo de la intervención defensiva y decisiva del Arcángel Miguel. "Entonces -dijo- vi al Arcángel san Miguel intervenir no en ese momento, sino mucho más tarde, cuando la gente había multiplicado sus fervientes oraciones hacia el Arcángel". La oración cayó en desuso con el tiempo, pero fue recordada por san Juan Pablo II durante la oración del "Regina Caeli" del 24 de abril de 1994: "Invito a todos a no olvidarla - dijo el Papa Wojtyla - sino a recitarla para obtener ayuda en la batalla contra las fuerzas de las tinieblas y contra el espíritu de este mundo".

 

30 DE SEPTIEMBRE S. JERÓNIMO, SACERDOTE Y DOCTOR DE LA IGLESIA

 

Su nombre completo era Sofronio Eusebio Jerónimo. Su ciudad natal era Stridone, en la actual Croacia. Su fecha de nacimiento no se conoce con exactitud, pero fue alrededor del año 347. De familia cristiana y acomodada, recibió una sólida educación y, apoyado por sus padres, perfeccionó sus estudios en Roma. Allí se entregó a la vida mundana, dejándose llevar por los placeres; pero pronto se arrepintió, recibió el bautismo y se enamoró de la vida contemplativa. Por esta razón se mudó a Aquileia y se convirtió en parte de una comunidad de ascetas. Algún tiempo después la abandonó, decepcionado por las enemistades que habían surgido en ese ambiente. Partió luego para el Oriente y se detuvo en Trier, volvió a Stridone y repartió de nuevo. Permaneció unos años en Antioquía, donde perfeccionó su conocimiento del griego, y luego se retiró como ermitaño en el desierto de Chalkis, al sur de Alepo. Durante cuatro años se dedicó plenamente a sus estudios, aprendió hebreo y transcribió códigos y escritos de los Padres de la Iglesia. Fueron años de meditación, soledad e intensa lectura de la Palabra de Dios, que también lo llevaron a reflexionar sobre la brecha entre la mentalidad pagana y la vida cristiana. Amargado por las diatribas de los anacoretas causadas por la doctrina arriana, regresó a Antioquía. En el 379 fue ordenado sacerdote, y luego se trasladó a Constantinopla donde continuó estudiando griego con san Gregorio Nazianzeno.

Al lado del Papa Dámaso

En 382 Jerónimo volvió a Roma para participar en una reunión convocada por el Papa Dámaso sobre el cisma de Antioquía. Como su reputación ascética y erudita era bien conocida, el Pontífice lo eligió como su secretario y consejero y lo invitó a realizar una nueva traducción de los textos bíblicos al latín. En la capital, Jerónimo también fundó un círculo bíblico e inició el estudio de la Escritura por mujeres de la nobleza romana que, deseando emprender el camino de la perfección cristiana y deseando profundizar su conocimiento de la Palabra de Dios, lo designaron como su maestro y guía espiritual. Dado que las estrictas reglas que sugería a sus discípulos eran consideradas demasiado duras, se comprende por qué su rigor moral no fuese compartido por aquel tipo de clero demasiado laxo. Jerónimo tampoco era bien visto por otros muchos debido a sus modos agresivos y a su carácter difícil. Además condenaba rigurosamente los vicios, las hipocresías y a menudo polemizaba con los sabios y entendidos. En estas condiciones de contrastes, cuando Dámaso murió, decidió mejor volver a Oriente y en agosto del 385 se embarcó en Ostia para llegar a Tierra Santa, acompañado por algunos de sus fieles monjes y de un grupo de sus seguidores, entre ellos la noble Paula con su hija Eustoquia. Se embarcó en una peregrinación, llegó a Egipto y luego se detuvo en Belén, donde abrió una escuela que ofrecía su enseñanza de forma gratuita. Gracias a la generosidad de Paula, construyó un monasterio masculino, uno femenino y un hospicio para los viajeros que visitaban los lugares santos.

El retiro en Belén

Jerónimo pasó el resto de su vida en Belén, dedicándose siempre a la Palabra de Dios, a la defensa de la fe, a la enseñanza de la cultura clásica y cristiana y a la acogida de peregrinos. Un hombre impetuoso, a menudo polémico y peleonero, que era detestado pero también muy amado. No era fácil dialogar con él, sin embargo dejó un grande legado al cristianismo con su testimonio de vida y sus escritos. A él le debemos la primera traducción al latín de la Biblia, la llamada Vulgata - con los Evangelios traducidos del griego y el Antiguo Testamento del hebreo - que aún hoy, en su versión revisada, sigue siendo el texto oficial de la Iglesia latina. La Palabra de Dios, tan estudiada y comentada, también "se comprometió a vivirla concretamente", dijo Benedicto XVI, que dedicó dos catequesis a Jerónimo en las audiencias generales del 7 y el 14 de noviembre de 2007. Murió en su celda, cerca de la Gruta de la Natividad, el 30 de septiembre probablemente en el 420.

Sus enseñanzas y sus obras

"¿Qué cosa podemos aprender de San Jerónimo? Me parece que por encima de todo esto: amar la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura - sugirió Benedicto XVI - es importante que cada cristiano viva en contacto y diálogo personal con la Palabra de Dios, que se nos da en la Sagrada Escritura... es también una Palabra que construye la comunidad, que construye la Iglesia. Por lo tanto, debemos leerla en comunión con la Iglesia viva". Jerónimo es uno de los cuatro Padres de la Iglesia Occidental (junto con Ambrosio, Agustín y Gregorio Magno), proclamado Doctor de la Iglesia en 1567 por Pío V. Como herencia suya nos han quedado sus comentarios, homilías, cartas, tratados, obras historiográficas y hagiográficas; es bien conocido su De Viris Illustribus, con las biografías de 135 autores, en su mayoría cristianos, pero también judíos y paganos, para demostrar cómo la cultura cristiana fuese "una verdadera cultura digna de comparación con la clásica". No hay que olvidar su Crónica (Chronicon) - la traducción y reelaboración en latín de la Crónica Griega de Eusebio de Cesarea, hoy perdida, - que contiene la narración de la historia universal, donde se mezclan datos históricos con mitos, partiendo del nacimiento de Abraham hasta el año 325. Finalmente, ricas en enseñanzas y consejos sinceros, nos han quedado muchas epístolas que revelan su profunda espiritualidad.